jueves, 24 de enero de 2013

Subida a la Cresta del Gallo

Para conmemorar el vigésimo quinto bicumpLeaños de MigueL, el susodicho organizó una subida a la cresta del Gallo por los Lages el pasado 12 de enero. A las 10:30 quedamos en la entrada de Algezares (no en el campo de fútbol, como entendió algún despistao) un batallón compuesto por el susodicho organizador, Irene, Raúl, Pepe, Ángeles, Pedro, unas 1.500 personas más (aprox.) y la perrita Momo.

Entre saludarnos, organizarnos y volvernos a saludar ("¿te he deseado ya feliz año?") salimos de la casa del susodicho hacia las 11:00, iniciando la subida hasta el Pico de la Panocha en animada conversación, confraternizando los unos con los otros y comprobando que Murcia es un pañuelo en el que entre dos personas cualesquiera no se llega a los famosos 6 grados de separación.

Y así, hablando de grafos matemáticos, de San Silvestres y medias maratones, llegamos al Pico de la Panocha a eso de las 12:30, disfrutando de la hermosa vista de los Mamellones, así como del paisaje.

De vuelta a Algezares, vemos los mojones que el susodicho ha ido dejando por el monte para facilitar a los excursionistas orientarse por el sendero (esta frase no es un chiste escatológico, mal pensados) así como un horno de yeso, lo que nos permite a todos recordar nuestros amplios conocimientos lingüísticos y, en particular, que el topónimo "Algezares" proviene de "Al Jezar", palabra árabe que significa "yeso". Llegamos al patio trasero de la casa del susodicho a eso de las 14:00, tras haber recorrido unos 8,5 kilómetros según el podómetro del cronista (esta frase tampoco es escatológica, mal pensados).

Desde ese momento hasta el de la retirada, nos dedicamos a comer entrantes, beber, comer ensalada, beber, comer carne a la brasa, beber, comer tarta,... Creo que lo pilláis. Ah, sí, y regalamos un piolet al susodicho, que nos agradeció la asistencia con un discurso sencillo pero emotivo pronunciado desde lo alto de una silla. Seguramente se quedó con las ganas de agradecer la presencia sólo a los amigos que llegaron limpitos (porque no hicieron la excursión) o que se cambiaron de ropa al llegar a su casa pero la buena educación hizo su labor y nos citó a todos.

Cresta del Gallo - Público

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